02 El Reino de Dios ha llegado
Por José Gardener
¿Cómo? ¿No lo sabías? Ésta sí es una buena noticia.
El Reino de Dios ha llegado, está aquí presente, en medio de nosotros.
¿Dónde? Donde veas a Dios reinar y gobernar como rey, allí donde veas paz, justicia y gozo, como dice San Pablo en su carta a los Romanos 14, 17.
Pero entonces no está muy extendido ¿no? Pues la verdad es que no. Pero si adoptas a Dios como rey la cosa puede cambiar y si muchos lo hicieran otra cosa sería este mundo. Sería gobernado por Dios a través del hombre. Lo contrario de lo que pasa ahora, es gobernado por satanás por medio de los hombres.
Imagina que adoptas a Dios como Rey de tu corazón y entra en tu vida y le dejas que te utilice a su antojo ¿qué ocurriría? pues que serías eucaristía para los demás.
Cristo reina el mundo desde la eucaristía, encerrado en el sagrario. Espera que le saques le adores, le comulgues y hacerte uno con Él.
Para adoptar a Dios como Rey deberias ir a visitarlo, a menudo. Póstrate ante Él y preguntarle por las mañanas. Mi Señor ¿qué planes tenemos para hoy? Y Él te dirá: hijo ama y haz lo que quieras. Yo soy amor. Amor en ti, para ti, por ti. Solo cuando amas me pones cuerpo y acaricio, abrazo, sirvo, ayudo, me entrego, muero. Se eucaristía para tus hermanos. Ama y haz lo que quieras.
¿Entiendes ahora porque si Dios reina tendríamos un mundo de paz, justicia y gozo?
Por eso Adopta un Rey, al Rey de reyes.
Ve al Sagrario y dile:
“Jesús mío Amadísimo, por medio del Corazón Inmaculado de María, tu Esposa Amadísima, yo me consagro a tu Corazón, a tus gustos y tus caprichos sobre mí, mi alma y mis cosas.
A modo de Santa Teresita, quiero ser ese juguete en tus manos que coges y dejas cuando se te antoja.
No quiero protestar en ese abandono que puedo sentir por tu parte, sino que quiero esforzarme por vivir los momentos de abandono y soledad con amor y alegría, con apasionamiento por tu divina Voluntad.
Quiero ser un mero instrumento en tus manos, que Tú utilices a tu antojo. Y aun en los mayores momentos de negrura, no perderé la confianza en Ti, sino que me sabré seguro en tus manos de Padre.
Quiero entregarme a Ti como sacrificio, dejando que me consuma sin cesar tu Amor, sin oponer resistencia al holocausto de Amor que Tú quieres realizar en mí.
Lo quiero con tanta vehemencia que no pararé hasta verlo consumido todo.
Todo te doy. No dejes nada en mí. Consúmelo todo. Apúralo todo.
Esta oblación completa que hago de mi vida a Ti, la hago también en favor de mis hermanos, a los que me entrego como hostia pura y me hago para ellos también comida y bebida. Sin acordarme jamás de mis gustos y de mis proyectos, sino al servicio de ellos y de su felicidad. Servirles para amarles.
Así, como ofrenda eucarística, seré elevada al Padre por manos de su Hijo, en la patena de María-Eucaristía.
Haré las delicias de mi Padre y las delicias de mis hermanos los hombres.
Por ellos me consagro y me entrego en oblación, en el Nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo.
Amén”. [1]
¿Ves ahora lo que significa ser eucaristía para Él, ser eucaristía para los demás?
Ser eucaristía para Él significa que te entregas por entero a Dios. Igual que el Padre entregó a su Hijo para salvar el mundo [2], nosotros nos entregamos a Él para unirnos a la misma
misión de Cristo: morir nuestro cuerpo a uno mismo para donarlo a los demás en Cristo.
¿Complicado? No, en Él todo se puede.
El reino de Dios ha llegado, está en ti.
Jose Gardener
Sembradores de esperanza
[1] Reinado Eucarístico. Dictado de Jesús a Marga del 07-12-2012
[2] Juan 3, 17
Comentarios