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2017-10-19 Elena en el país de los horrores: Canibalismo, el último tabú

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Descripción de 2017-10-19 Elena en el país de los horrores: Canibalismo, el último tabú

canibalismo


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Comentarios

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izas

Enhorabuena, como siempre muy interesante. Lo único, me llama la atención que se hable de la metadona como una alternativa terapéutica a la heroína que yano se usa, cuando sigue siendo una opción muy utilizada en un contexto, sobre todo, de reducción de daños.

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josefotero

Felicitaciones por el tema, me encanta como abordan todos los aspectos legales, historicos, psicologicos, social, estoy re enganchado!

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Bettina García De Sínope

Muy buen programa!

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ElenaenElPaísdelosHorrores

Dianafbi , contacta conmigo a través del correo electrónico elena@elpaisdeloshorrores.com. Un saludo.

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Jose Maria Casanovas Rojas

Ojo!, cuando habláis de “cosificación” no se debería confundir “desprecio” con “desempatía” (por cierto, ¿desprecio a la comida? Jeje, eso es un lapsus, fijo, ;D). Incluso, el criminal, al ascender peldaños por la escalera de “lo que se puede hacer” -o bajarlos hacia las "calderas de su infierno”- rompiendo los muros que crean y dan forma a la realidad social establecida (esta gente debe estar muy reprimida y haber vivido en ambientes donde la libertad estaba coartada por todo tipo de férreas normas morales e ideológicas y, por tanto, claramente arbitrarias), es mas que probable (es seguro) que se dé la “despersonalización” de la victima pero no su “deshumanzacion”: Si Albert Fish hubiera visto en la carne humana lo mismo que en la de otro animal se habría conformado con los bocatas de chopped pork. ;D. / El tabú de la carne humana procede, como los tabúes alimenticios que existen en muchas de las religiones actuales, no de la moral sino de la higiene. Las religiones y las reglas morales que se desprenden de ellas (o viceversa) han sido, hasta el reparto de poderes entre lo terrenal y lo celestial, la forma de trasmitir las normas de convivencia en cada cultura y, por esa razón, habría que discernir cuando desde la religión se habla de metafísica, de política, de costumbres o de higiene…o de muchas otras cosas. Este tabú a la carne humana debió aparecer en lugares donde la caza era abundante o estable y no hacía necesario un redondeo de la dieta de cualquier otra manera, aunque, ideológicamente o, por lo menos, en el imaginario -y quien sabe si en el instinto depredador que anida en nuestro cerebro reptiliano-, no ha desaparecido del todo ni en los países del “primer mundo”, y no hablo solo del canibalismo ritual cristiano donde se participa de la divinidad a través del mensaje pero también del sacrificio de su cuerpo (por simulado que esta sea): ¿Quién no ha oído decir a una madre a su bebe: “Ay! Que te como el piececito. Ay! Que te como el bracito.”?¿A quien no se le ha escapado un inconsciente chupetón vampírico o un mordisco incontrolado e instintivo en el culo de su amante? (¿No aflora ahí el canibalismo patológico de Chikatilo?) En fin…Durante toda la historia y la prehistoria (en la actualidad sigue siendo así, aunque no lo parezca) la base de la dieta ha sido vegetariana y no carnívora. La carne, ha procedido, principalmente, de la carroña, de piezas pequeñas (pajarillos, conejos y otros roedores), del pescado y del marisco. Tanto en América del sur como en el sudeste asiático y Oceanía, las piezas de caza siempre fueron de pequeño tamaño, con lo que no sería de extrañar que, allí, perdurase más la antropofagia y el sacrificio humano (el canibalismo ritual). En África, donde los cazaderos eran fabulosos, la competencia por el nicho ecológico no era menos importante, con lo que la caza era mas una cuestión puntual (dietética o ritual) que una práctica constante. Sin embargo, en el norte de América y en Eurasia la caza era abundante y los competidores naturales menos numerosos y poderosos, con lo que no se hacía imprescindible el consumo de carne de la propia especie a no ser que fuera de forma ritual. En algunas partes de Eurasia, el consumo de caza llegó a ser tan abusivo que han quedado registros paleoantropologicos de enfermedades debidas a una dieta casi exclusivamente carnívora –abundantes síntomas de gota en las articulaciones, dentaduras destruidas por cortar la carne con utensilios sobre ellos (usar frecuentemente los dientes para atrapar la carne y cortarla con el cuchillo), etc -. No sería de extrañar que, hace 100.000 u 80.000 años se empezase a entender la importancia de una dieta variada, rica en vegetales y pescado, con algunos refuerzos proteicos de vez en cuando (como se había hecho “toda la vida”-el ser humano moderno siempre fue cazador- recolector y carroñero-), más que una alimentación basada puramente en las carnes rojas o en animales cuadrúpedos. Pero, claro, esta idea solo se puede tener durante el “viaje de vuelta” por la abundancia: no creo que sea frecuente la gota en Papua Nueva Guinea que es el último lugar (según mis noticias) donde se ha estudiado y prohibido el canibalismo. Se supone que, si hubiera una cultura caníbal hoy en día, lo mas probable es que pudiera ocultarse en algún pueblo de no-contactados del Amazonas o en alguna selva de Asia; si existiera en alguna otra parte del mundo, posiblemente no se le aplicaría ya el marchamo antropológico de “cultura caníbal” sino que se la consideraría una conspiración contra la legalidad establecida, como habría sucedido en esas leyendas de pueblos de los EEUU en los que, tras la guerra civil americana, se habrían vuelto amantes del sabor humano o como con la microsociedad que formaba esa pareja de antropófagos rusos con los que se abre el programa. No hay que olvidar, en cuanto al tabú del canibalismo, el famoso “puru”, el “mal de las vacas locas”, que sucedía al comer cerebros humanos, que convierte este tabú en una regla higiénica (como la de no comer cerdo por la triquina, consumir carne recién matada si no hay forma de conservarla en ambientes cálidos, cocinar la carne sin sangre, etc.) y no en una regla moral por mucho que las religiones hayan terminado recogiéndola de esta manera o no hayan sido capaces de desligarla de su corpus ideológico. Si Albert Fish hubiera sabido esto, seguro que se habría quedado con el chopped ya que, en realidad, no habría quebrantado ninguna regla moral al comer carne humana ( cuando eso era lo que, sin duda, buscaba) aunque sí las reglas morales sobre la privación de libertad de otro ser humano en forma de rapto, de tortura, asesinato, y las de la buena educación con la ocultación de los restos y negación de información a sus parientes o uso de información excesivamente gráfica, etc., lo que demuestra una tremenda hijoputez por su parte…pero, en fin, al menos habría sido más vulgar (y se habría sentido mas vulgar) siendo un simple asesino, viéndose privado del gusto de epatar a la concurrencia, que no es poco…si acaso no es mucho: ¿Cuántos crímenes se impedirían si se quitase al potencial asesino la posibilidad de epatar? Pero no hay que olvidar que, al fin y al cabo, lo importante es la privación de libertad, de vida, de otro ser humano; una vez muerta la víctima, los despojos solo pueden jugar ya un papel en el terreno de lo simbólico tanto en su utilización como en la interpretacion de este uso porque, en realidad, nada puede dañar a quien ya no está presente. Como digo, moralmente, el "uso de despojos" solo puede afectar al que quiera ver algo “bueno” o “malo” en un cuerpo muerto y no aceptar únicamente el hecho en si de estar ante los restos de alguien que estuvo vivo alguna vez mas allá de las “fantasías” que se hayan practicado sobre él, lo que quede de él o se confiese haber practicado sobre él. Pero Fish supo escoger bien al público de su triste y misérrimo espectáculo: la familia de la niña, aquellos que no la sentirían nunca como “solo un cuerpo muerto”. / El libro que presentáis debe ser largo y, sin duda, hablará de ello, pero he echado a faltar, siendo un programa que sobrevuela el mundo del crimen, el canibalismo de venganza y humillación. Este es el canibalismo que vemos en algunas imagenes de guerras actuales y del pasado reciente (no hablemos ya del pasado remoto) en las que un combatiente victorioso muestra el hígado de un enemigo que aparece eviscerado a sus pies, de un tipo que mordisquea un brazo cercenado a machete, de las cabezas cortadas en la guerra civil griega (que servían para identificar al muerto como en la película “Quiero la cabeza de Alfredo García” de Sam Pekimpah”) –no confundir con las cabezas cortadas de la guerra de marruecos o del Vietnam, etc. que eran “trofeos de caza”, es decir, animalización de las personas, lo opuesto al canibalismo-. Es el canibalismo del “me comeré tu corazón” de toda la vida. Nada nuevo, véase el grabado de Goya “grande hazaña con los muertos” que muestra una imagen digna del catálogo del centro comercial que visitaría Ed Gein para decorar su pisito (en el pasillo de la derecha tenemos las nuevas lámparas modelo “Ilse Koch”). Esta es una antropofagia que no busca incorporar con su ritual los “poderes” y “esencias” del enemigo, sino destruirlas, desfigurarlas, dejarlas irreconocibles, hacer con el muerto una damnatio memoriae: borrar su existencia del mundo como si ni siquiera hubiera nacido. Esto es muy propio de las bandas de crimen organizado que funcionan como pequeños estados dentro de la sociedad común, como pequeños faraonatos o imperios romanos en la sombra (que a veces tienen más poder real que el que nunca tuvo Ramses II, Octavio Augusto o el propio Trajano) que deben mantener el respeto dentro de unas estructuras de poder no-publico mediante sus propias leyes y sistemas de presión y represión. Por tanto, este tipo de venganza puede extenderse (como la figuración en el sacramento cristiano en el que no hay sangre ni cuerpo sacrificial), por ejemplo, a los desmembramientos de las mafias mexicanas: ante un montón revuelto de picadillo de carne humana, el hecho de “comerse sus corazones” se debe dar por sobrentendido; es el mismo ritual tribal de siempre trasladado al mundo industrial; es “menos detallista”, nada personal, solo negocios. En la dirección opuesta pero en la misma misma extensión figurada de canibalismo podría entenderse que en la prehistoria no solo se consumiera ritualmente la carne de los antepasados sino que se diera también un uso a su piel como vestido de protección y signo de prestigio (algunos de los cortes de herramientas que aparecen en los huesos humanos prehistóricos podrían deberse tanto a la descarnación como al despellejamiento (si es que no es conveniente aplicar antes lo segundo para conseguir lo primero): Hay unas figuras pintadas en cuevas paleolíticas en las que unos personajes o signos forman algo que se asemeja al ser resultante de la película “el ciempiés humano” que bien podrían representar a personajes poderosos que cargan con su propio árbol genealógico, personajes que son “mas” que los demás por ser “hijos de” y “nietos de” (sí, esta mierda parece venir de lejos); ¿sería de extrañar que estas personas vistieran los pellejos curtidos de sus antepasados? En efecto, como “cara de cuero” o su versión real Ed Gein, o los mismo sacerdotes mayas, etc…esto del buen gusto en el vestir esta muy extendido. En este mismo corrimiento del canibalismo mortuorio y vampírico, pero figurado, podríamos añadir a la gente que duerme con una prenda de un ser querido ausente o los que guardan un mechón de pelo de la persona amada. Incluso los libros de fotos de familia podrían añadirse como una extensión de ese tipo de vampirismo tanatorio; en las portadas de estos álbumes debería escribirse bajo una calavera “tempus fugit”. De hecho, llamar a las fotos postmortem de esa manera es una reiteración innecesaria: todo aquel que aparece en las fotos esta viviendo en un tiempo que ha muerto, que ya pasó y, por tanto, hasta aquel “uno mismo” que aparece en ellas es ya un cadáver./ Buen programa, como todos…decirlo me parece una obviedad. :D. A mi no me disgustaba el ambiente familiar que el programa ha ido sacudiéndose en parte y poco a poco para profesionalizarse cada vez mas, aunque siempre de forma cercana, pero, como solo traéis a gente buena, la cosa queda compensada, ese es vuestro merito: sabéis cambiar de una manera equilibrada y sólida. En fin, grandes colaboradores, grandes colaboraciones, gran formato y buenas directrices, guion, elección de temas, dirección, presentaciones... vamos, que no os sale ni un programa malo del horno. :D Eso si, para mi, la sorpresa de la temporada, sin desmerecer a nadie, esta siendo “el flick”, “el cop”, “el maero”, “el poli”... ;D, con su superinteresante sección. No será la primera vez que os lo dicen, seguro. ;) Además, si estos cambios le han permitido a Cris Campos crecer y ampliar sus actividades, (y seguramente también a Elena y a los demás secuaces ( ¿o se-cuates?;D) y colaboradores) bienvenido sea. :D Un fuerte abrazote y fuerza con todo!!! ;AD . 4Tan 4s!

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dianafbi

Elena!! Cómo podemos conseguir tu libro??? Por Favor!! Llevo detrás de él mucho tiempo y me resulta imposible encontrarlo

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Jose Maria Casanovas Rojas

Las habas, pase, pero ¿"un buen chianti"?, ¡donde va a parar!, con un blanco seco le habría sacado mas provecho. :D ¡Bajando!

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Hellhammer

Cada semana os superais, gracias

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petitaazul

què corto se me ha hecho. como cada semana un 10

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gloria garcía iglesias

los primeros minutos se escucha entrecortado

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