“No hay que renunciar al pasado porque sea malo, sino porque está muerto” (Tony de Mello)
Efectivamente, no hay que renunciar al pasado porque sea malo, ni hay que engancharse a él porque fue bueno: hay que dejarle seguir en el recuerdo, más o menos vivo, pero como invitado silente al que se acude cuando uno quiere, pero, mientras, no entorpece y estorba.
El pasado es la forma en que llamamos a todo lo que pasó justo antes de este momento.
Está compuesto por todas las vivencias que tuvimos, por los bellos mensajes que nos dejaron las cosas cuando sucedieron, o por las heridas que nos causaron; por las personas que tratamos, por los sueños que tuvimos, por las alegrías y las decepciones, por los besos y las heridas, por lo que hicimos y por lo que no hicimos.
Se alimenta, casi siempre, de nostalgia o de arrepentimiento.
No tiene entidad. No se puede tocar, ni se puede ver: sólo unas fotos o unos documentos escritos dejan constancia de que una vez fue presente.
Pero el pasado no es lo que archivamos en la mente, porque ésta siempre se encarga de dar su versión particular y de añadir o quitar, según los intereses de cada uno de esos recuerdos; además, olvida, o deja que el tiempo redondee las aristas como hacen los ríos con las piedras. También permite que, desde que se crearon los malos recuerdos, engorden desaforadamente hasta salirse de su realidad.
Nuestro pasado, en muchísimas ocasiones, no es la realidad de lo que pasó, sino una opinión de lo que sucedió.
(...) (...)
El pasado es algo que murió hace tiempo.
Lo único que aún queda es el fantasma de su paso, pero hemos de tener la seguridad y la paz de saber que no puede seguirnos, ni puede atraparnos, ni puede enviarnos sus demonios… si no estamos abiertos a aceptarlos.
Tomar conciencia del presente, sabiendo que es en el presente donde estamos todo el tiempo –y que podemos tomar libremente las decisiones que queramos por propia voluntad-, y tomar la firme y sensata decisión de escapar de las malas influencias del pasado –poniendo al mismo tiempo a buen recaudo todas las buenas-, es una labor ardua y gratificante que sería bueno que ocupara todo el tiempo que está por venir.
Será estupendo escapar de las malas influencias de esa parte cruel del pasado que nos recrimina y nos fuerza negativamente, y empeñarse en la noble tarea de construir un presente descondicionado, libre, grato y gratificante.
Francisco de Sales
www.buscandome.es
Comentarios
amados hermanos, vivamos en el presente que es el que cuenta aquí y ahora,pasado.... pasado está, futuro aún no a llegado,bendiga lo con lo bueno y lo malo que hubo en el.
Al pasado es necesario volver sólo para agradecer. Tantas cosas deben aprenderse de él.
Jessica! Me ha sido de mucha utilidad. gracias,gracias, gracias.
me quedo con lo bueno, con lo positivo, de cada etapa, para poder seguir caminando sin esa bolsa de piedras a la espalda...llamada pasado, cuando duele.
Recordar el pasado es bueno si me sirve para aprender o si disfruto del recuerdo o si me anima a seguir viviendo. Si me ocurre lo contrario , lo mejor es centrarse totalmente en el presente que es la postura más fecunda y seguir evolucionando a mejor.
Tan cierto y tan práctico. Muchas gracias y bendiciones
Gracias, Jéssica.
Gracias mujer divina, nos amamos, siento que mas allà de olvidarlo, hay que trascenderlo aprendiendo de él, para sacarle el jugo y la verdadera escencia de para que vivimos lo que vivimos. Esto solo funciona poniendolo en practica, no vasta con razonar, hay que sentarse a estudiar esas situaciones, dandose el tiempo de ir al profundo significado y comprender nuestra historia para no repetirla. Vivir la vida con amor y con sentido si es posible, solo estudiando nuestra propia historia podemos conseguirlo. Nos amamos?
llevó años tratando de olvidar el pasado y no e podido, todoa los dias llegan feos recuerdos. pero aparte de eso creo que por eso e visto por que soy quien soy. pero si quiero ser libre y vivir en paz debo olvidarlo y liverarme de las eridas y los defectos que se crearon en el pasado