AFRONTAR Circunstancias INJUSTAS // Tu carácter se está forjando hoy // Hurricane Carter

¿Cómo actuarías si cumplieras condena por un crimen que nunca cometiste?

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En la década de los 60 después de una vida dedicada al entrenamiento y al deporte y en lo más alto de su carrera deportiva hasta el momento, Rubin “Hurricane” Carter fue acusado injustamente de un crimen espantoso: un triple homicidio.

Declarado culpable inmerecidamente fue llevado a prisión donde ataviado con un traje a medida, un reloj de oro y un anillo de diamante pidió hablar con el director.

Quería trasladarle un mensaje, de la manera memorable que aún se recuerda.
Jamás renunciaría a lo último que le quedaba: él mismo: “Sé que usted no tuvo nada que ver con la injusticia que me ha traído a la cárcel, así que estoy dispuesto a permanecer aquí hasta el final. Pero por ningún motivo permitiré que se me trate como prisionero, porque no soy y nunca seré una persona indefensa”.

Podría haberse venido abajo, las injusticias, pesan, la falta de libertades más aún.
Carter no renunció a lo último que le quedaba: su voluntad, su actitud, sus decisiones, sus pensamientos.

Si, podría estar en prisión, incluso en celdas de aislamiento semanas enteras, pero aseguró, que aún era capaz de decidir, que no podrían arrebatarle su voluntad.

¿Se sentía bien Carter con lo ocurrido? Podemos apostar a que no, estaba enfadado, rabioso, pero él se conocía bien, no era buen boxeador por dejarse llevar por sus emociones, era un campeón porque era capaz de gestionar sus emociones en lugar de que ellas le canalizasen a él.

Rehusó a comportarse como un preso, evitaba todo comportamiento que le hiciera parecer un preso, y nadie podía ponerle la mano encima, a menos que buscara pelea.

Todo esto tenía una voluntad de sentido, la de dedicar cada esfuerzo dentro de la cárcel a su defensa.
Dedicó cada minuto libre a leer, estudiar sobre derecho, filosofía, historia.
su vida no acabaría ahí.

Aprendería, leería, y se formaría hasta salir de la cárcel como un hombre libre, inocente, y más aún, como un hombre mejor de cuando entró.

Necesitó diecinueve años, y dos juicios para invalidar aquella sentencia.

Su legado inspiró millones de personas, influencias como Bob Dylan le dedicaron canciones, y lo más importante, su mensaje nos llega hoy.

No pidió un juicio para que le indemnizaran, ni una disculpa del tribunal, para él eso implicaría que perdió su vida encerrado, y él se negó a verlo de esa manera.
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“Donde no falta voluntad siempre hay un camino”