Queridos amigos, la costumbre, con sus pros y sus contras, es un hábito o tendencia adquirida por la práctica frecuente de un acto. Las costumbres son formas de comportamiento particular que asume toda una comunidad y así se pueden distinguir unas comunidades de otras comunidades. Las costumbres de la vida cotidiana son distintas en cada grupo social, lo que llega a conformar su idiosincrasia. Estas costumbres se van transmitiendo de una generación a otra, ya sea como instituciones o en forma de tradición vía oral.
Con el tiempo, las costumbres se convierten en tradiciones, de las que forman parte las danzas, las fiestas, las comidas, la artesanía o el idioma. Generalmente se distingue entre las que cuentan con la aprobación social y las consideradas malas costumbres. Por ejemplo, con las mujeres, estamos acostumbrados a creer que somos los hombres los que jugamos con blancas, cuando son ellas las que juegan al ajedrez. Acostumbrarse a lo bueno es sencillo. Pero cuando pasas de lo bueno a lo malo la cosa cambia. Como dice A. Nónimo, al que no está acostumbrado a bragas, las costuras le hacen llagas. Cuando las costumbres se hacen patológicas y destruyen, dañan o impiden el libre desenvolvimiento de las personas, se llaman manías. Por eso, no es de extrañar que le tenga tanta tirria a la selección española el aficionado galo.
El combinado español es el único equipo que ha sido capaz de ganar a Francia en tres ocasiones en el santo coliseo parisino.
Así que, cada vez que el presidente de la Federación Francesa de Fútbol anuncia la celebración en Saint Denis de un partido contra España, el sufrido seguidor del gallo, no puede dejar de pensar en la costumbre que ha adquirido la Roja de ganar en su terreno, y por eso, exclama: Mon Dieu. Lo que el translate de Google traduce al español castizo, como: Adiós. Buenas tardes, y saludos cordiales.
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