Queridos amigos, Zamora no se tomó en una hora. Ahora bien, el vecino zamorano de 24 abriles que fue detenido hace unos días, en una hora se tomó lo que no está en los escritos.
En plena noche zamorana, una patrulla de la Guardia Civil de Tráfico establece un rutinario control de alcoholemia, después de atender la denuncia que realiza un individuo hispanoamericano al que le han sustraído el auto. De repente, un conductor hace caso omiso de las indicaciones de la Benemérita, de la misma manera que los integrantes de la barrera nunca respetan la distancia reglamentaria señalada por el árbitro. Los perspicaces agentes descartan inmediatamente de que se trate de un modelo de McLaren, debido a la vertiginosa velocidad con la que el vehículo circula.
Una vez interceptado el coche, y de igual manera en que se coloca Ronaldo para lanzar la falta antes citada, un número de la Guardia Civil con los brazos en jarras, le solicita la acreditación al fugitivo. A semejanza del equipo que cambia de entrenador tres veces durante la temporada para encomendarse al milagro de la salvación, el astuto muchacho en un desesperado intento p0r salir del atolladero, antes de soplar, cierra los ojos y formula un deseo. Pero como le ocurrió al Madrid en el último Clásico, la sagaz estratagema no obiene el resultado esperado. El joven, que doblaba la tasa de alcohol permitida y, además, dio positivo en el drogotest, fue conducido de inmediato a los calabozos, en espera de que el juez dictaminara su sentencia, tras la resolución del pertinente juicio rápido. En su defensa, el pimpollo alegó que no paró en el control, porque pensaba que se trataba del rodaje de la última entrega de la saga de Star Wars. Señoría, yo solo veia Jedis con espadas láser por todos lados, por lo que decidí largarme todo lo rápido que pudiera, arguyó. Para que luego digan que nuestra juventud se encuentra totalmente alienada, y que los chavales de hoy en día carecen por completo de imaginación. Buenas tardes, y saludos cordiales.
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