Un saludo queridos oyentes, continuamos con nuestro Racionalista Alemán y su famosa teoría de las Mónadas.
0. LA BÚSQUEDA POR LEIBNIZ DE UNA MEDIACIÓN ENTRE "PHILOSOPHIA PERENNIS" Y "PHILOSOPHIA NOVA". La Revolución Científica, Bacon y Descartes trajeron un giro al pensamiento occidental que acabó enterrando la Filosofía clásica. Esto no fue un proyecto renacentista (el Renacimiento fue básicamente neoplatónico), sino patrocinado por los Absolutismos europeos a partir del siglo XVI en su afirmación de sí mismos contra todos los demás; y de un modo particular contra la Corona Española garante de la fe católica y aun guardiana, con su ilustre Escuela de Salamanca, de los valores que habían conformado la civilización del Viejo Continente. Leibniz con su prodigioso y despierto talento, así como por su voracidad lectora, pronto se apercibió de la validez de las filosofías del pasado, si bien, para no caer en el ostracismo y no ser eliminado del panorama cultural hubo de inventarse alguna teoría nueva que fue la de las Mónadas tratando de salvar lo salvable de lo Antiguo.
Tres conceptos metafísicos fueron intencionadamente silenciados en los ambientes cristianos liberales, entre los protestantes, los filoturcos y filojudíos en Inglaterra, Francia, Holanda y Alemania: 1. LA CAUSA FINAL (incluida la Causa Primera o Dios como supremo arquitecto de la belleza y finalidad del Universo). 2. LAS FORMAS SUBSTANCIALES (incluida la doctrina de las esencias) 3. LA ANALOGÍA (que supera la estrechez de un modelo puramente matemático unívoco).
1. MÓNADAS O SUBSTANCIAS SIMPLES. En una primera fase hasta los años 70 Leibniz es metafísicamente cartesiano hasta que cae en la cuenta de que el mecanicismo simple (o "simplón") de Descartes era incapaz de dar cuenta no solo de una metafísica sino incluso de los propios principios físicos. Godofredo trató de salvar el concepto de forma como sinónimo de fuerza, vida y dinamismo, con su principio de acción en la Mónada. Las mónadas son los primeros principios constitutivos de las cosas, los verdaderos átomos de la substancia, y su esencia es la fuerza; no hay dos iguales, y todas, en una maravillosa armonía que proviene de las manos del creador, forman un tapiz infinito de hermosa sabiduría.
2. ENTELEQUIAS Y MATERIA PRIMA. La actividad no es actividad caótica, sino actividad programada. Es la manera original por la que el Sajón reinterpreta el concepto de Forma substancial. Forma substancial = Entelequia.
3. LA EXTENSIÓN. La realidad consta en definitiva de mónadas, cada una de las cuales es un punto metafísico inextenso, pero ellas se combinan para formar substancias compuestas. Aquí encontramos el PUNTO DÉBIL del sistema de Leibniz: Cómo, a partir de puntos inextensos, pueden formarse las cosas. Fue la gran dificultad del sistema pitagórico que fue puesto en aprietos por medio de las aporías de Zenón de Elea.
4. EL NUEVO SIGNIFICADO DE LAS FORMAS SUBSTANCIALES. Aquí Leibniz hace una división, funesta para la ya maltrecha Filosofía (y que recuerda al dualismo de los Averroístas), división, decíamos, entre Metafísica y Ciencia de los fenómenos particulares. Afirma el Alemán que para explicar los principios generales de la realidad (y para la religión) bien pueden usarse las formas substanciales (reinterpretadas a su modo) pero para la ciencia y la inventiva, deben utilizarse las matemáticas y la visión cartesiana de res extensa.
5. LA ARMONÍA PREESTABLECIDA. Las mónadas son incomunicables, y para entendernos, vienen a ser como pequeños robots ya pre-programados, con unas instrucciones escritas por Dios y que son completamente inalterables. Cada una realiza su actividad tal como está escrita en su código, y al hacerlo de esta manera todas las mónadas a la vez, concuerdan en una gran sinfonía ordenada, si bien cada una interpreta su propia partitura.
6. LAS IDEAS INNATAS. Buscó un punto medio entre Locke y Descartes.
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