Son las siete de la tarde, las seis de la tarde en Portugal.
Qué cosas suceden en el fútbol. No pasa un día que no haya una polémica. Y con razón. La semana pasada se produjo un milagro en el Nou Camp, eso es indudable. Nadie dábamos un euro por la clasificación del Barcelona en la Liga de Campeones. Lo que dábamos por descontado era que el árbitro iba a ser casero, pero no un amigo, que fue lo que resultó al fin y a la postre. El Barça obró el milagro, por su ansia de triunfo, por la incomparecencia del París St. Germain y por la gracia del quinteto arbitral o sexteto o lo que la Uefa quiera. Eso no deja de ser un déjà vu, cuando se trata de equipos que son más que un club. Lo que no deja de ser paradójico es que las mayores protestas, quejas y rasgamientos de vestiduras, han llegado desde la prensa más sectaria y forofa. De Madrid y del Madrid, por supuesto. Pero hete aquí que el domingo, el Real, por supuesto gozó de la ayuda, no ya necesaria, sino habitual. De dónde vienen las quejas por la tropelía contra el Betis, pues claro: de Barcelona. De la espeluznante prensa, presuntamente deportiva, de la Ciudad Condal. Los errores de forma sistemática, favorecen a blancos y azulgranas y tanto unos como otros, se sienten ultrajados y mancillados. Resulta bochornoso y humillante para el fútbol, que los más beneficiados, siempre anden prostituyendo el deporte y llenándolo de oprobio. Escuchándolos, da la sensación de que han llenado sus museos tras ímprobos esfuerzos y, a pesar de haber luchado contra molinos de viento vestidos de árbitros inmisericordes. Sigo sin entender por qué el resto del escalafón mira para otro lado y consiente las tropelías que semana a semana blancos y azulgranas cometen ante millones de espectadores y aquí paz y después gloria.
Qué contraste y perdón por la reiteración, con el rugby, viendo el VI Naciones, uno se da cuenta de que se puede utilizar perfectamente la televisión para dirimir jugadas dudosas y se puede impedir el acoso y menosprecio de los jugadores al árbitro y tantas y tantas cosas. La polémica y el rugby no se llevan bien. Sin embargo, ¿qué sería de la prensa futbolera, sin la polémica nuestra de todos los días?. A este ritmo y con la profusión de televisiones e internet, el fútbol puede morir de cirrosis. La picaresca está muy bien en la literatura y el cine, pero no hay hígado que soporte tanto fútbol y tanta trampa televisada en directo. Permanezcan atentos a sus pantallas, porque el próximo atropello está a punto de caramelo.
Hoy es 14 de marzo, Santa Matilde. Están escuchando Radio Alma, la frecuencia mediterránea de esta ciudad que atiende por el nombre de Bruselas. Emitimos desde el 101.9 de la FM.
Estamos gozando de cierta indulgencia celestial y parece que hasta el fin de semana, seguiremos viendo al astro rey.
Si nadie lo remedia, aquí y ahora comienza la centésimo nonagésima cuarta emisión de DEPORTE CON ALMA.
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