“Pero a cada uno le es dada la manifestación del Espíritu para provecho. Porque a éste es dada por el Espíritu palabra de sabiduría; a otro, palabra de ciencia según el mismo Espíritu; a otro, fe por el mismo Espíritu; y a otro, dones de sanidades por el mismo Espíritu. A otro, el hacer milagros; a otro, profecía; a otro, discernimiento de espíritus; a otro, diversos géneros de lenguas; y a otro, interpretación de lenguas” 1 Corintios 12: 7-10
Los nueve dones del Espíritu son áreas en las cuales el Espíritu Santo manifiesta su presencia. Ellos son expresiones de la gracia de Dios obrando en el mundo de hoy. Son manifestaciones del poder de Dios ministrando para el bien de la humanidad. Dios nunca tuvo la intención de que las personas sobrevivieran en este mundo, sin formar parte del ámbito espiritual. A través de estos dones, El Señor equipa y prepara a su pueblo para poder ganar las batallas en esta vida.
Estos dones son el regalo de Dios para la iglesia, o sea para cada persona que ha aceptado a Jesucristo como Señor y Salvador. Este regalo es para beneficio de las demás personas. El mundo piensa en sí mismo, las personas que no tienen a Jesucristo no tienen rumbo, dirección ni propósito firme. Mas la iglesia del Señor no es así, la iglesia tiene el respaldo de Dios, el derramamiento del Espíritu Santo, la sangre de Cristo, el nombre de Jesús, la Palabra de Dios entre otros beneficios que gozamos nosotros como pueblo de Dios. Existen otros dones, además de los 9 dones que se mencionan en 1 corintios 12, y son los que el apóstol Pablo menciona en la carta a los romanos.
“De manera que, teniendo diferentes dones, según la gracia que nos es dada, si el de profecía, úsese conforme a la medida de la fe; o si de servicio, en servir; o el que enseña, en la enseñanza; el que exhorta, en la exhortación; el que reparte, con liberalidad; el que preside, con solicitud; el que hace misericordia, con alegría” Romanos 12: 6-8
Esto no es lo que solamente alguien puede hacer en el altar de una iglesia. Esto va a más allá e involucra a todos los miembros. Dar una palabra de aliento, exhortar, orar por los enfermos, servir, enseñar, repartir alimentos, comida caliente a los que viven en las calles o lo que Dios le provea para los necesitados. Son tantas y tantas cosas que se pueden hacer, pero la realidad es que muchas veces es solo teoría. No podemos limitarnos a que todo recaiga sobre un líder, los dones son corporativos, para que todos los que formamos el Cuerpo de Cristo seamos participes de los mismos, y no para beneficio personal sino para el bien de las demás personas.
Una iglesia puede convertirse en un cementerio si los miembros entierran sus dones. Hay una pregunta verdadera, esperando una respuesta sencilla: ¿Estás usando tu don, o lo enterraste?
Hoy te compartimos estos versículos:
“Mas entre vosotros no será así, sino que el que quiera hacerse grande entre vosotros será vuestro servidor, y el que quiera ser el primero entre vosotros será vuestro siervo; como el Hijo del Hombre no vino para ser servido, sino para servir, y para dar su vida en rescate por muchos” Mateo 20: 26-28
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