La referencia sobre Moisés aparece en el Éxodo, segundo libro del Pentateuco (antiguo Testamento), cuya redacción se realizó presuntamente entre los siglos VII y VI a. C., cuando muchas generaciones habían transcurrido después de los supuestos acontecimientos descritos.
A partir del siglo VII a. C. la mención acerca de los judíos se hace más frecuente en Egipto, relacionándolos con mercenarios y su relevancia desde el plano religioso o cultural se hace prominente a partir del siglo III a. C., con los reyes o faraones griegos como es el caso de Ptolomeo II quien ordenó traducir al griego la Biblia hebrea.
La versión egipcia sobre Moisés es muy distinta y nada tiene que ver con la que conocemos. Según Manetón, Moisés es un egipcio, sacerdote en la ciudad de Heliópolis, que ejerció durante el reinado de Amenhotep III. La cuestión se inicia cuando el rey decide contemplar los dioses y entonces su asesor y vidente le aconsejó aislar a los impuros o leprosos (mal asociado a los asiáticos) e igualmente le pronosticó que estos se rebelarían y dominarían a los egipcios.
La ciudad de Avaris sirvió de refugio para los segregados, quienes designaron como líder a un egipcio llamado Osarsiph, quien luego adoptaría el nombre de Moisés.
Los impuros con el auxilio de la tribu de los hicsos, invasores semitas establecidos en Jerusalem, lograron dominar a los egipcios. Al fin Amenhotep III y su nieto luego de intensas luchas logran expulsar a los segregados o impuros hacia Siria-Palestina.
De acuerdo con la teoría babilónica, Moisés está enmarcado en una metáfora de la dominación mesopotámica. En este sentido la recolección de información y redacción de los escritos bíblicos entre los siglos VII y VI a. C. se cree que fue con propósitos puramente ideológicos. Se trataba de justificar la situación socio-política presente en Israel producto de su sometimiento a Babilonia, bajo Nabucodonosor el Grande (587 a. C.) y su diáspora (dispersión) o deportación de un importante número de judíos hacia aquella región y su regreso a Palestina medio siglo después. Para la elaboración de la leyenda, los israelitas toman parte de lo ocurrido con lo hicsos siglos atrás, en Egipto, lo cual ha sido comprobado por hallazgos arqueológicos, con Moisés como elemento fundamental del relato.
La historia de Moisés se convierte en un mito que justifica el derecho de los hebreos para establecerse en Canaán (Palestina) a su regreso y la figura del Faraón representa en la leyenda, de manera simbólica el imperialismo babilónico que los dominaba.
Hay una combinación de mitos en las tradiciones judías, egipcias y mesopotámicas. Por ejemplo, cuando el Faraón decide matar a los primogénitos, Moisés es colocado en una cesta en el río Nilo y es salvado por la hija del rey. En la tradición mesopotámica, Sargón el rey de Acad, siglos antes es salvado del mismo modo por un jardinero cuando su madre lo coloca en una cesta en el río Éufrates (actual Irak).
Hay un antiguo cuento egipcio, en el cual un mago separa las aguas de un lago para encontrar una joya que una joven había extraviado. Esto último es parecido al episodio en el cual se separan las aguas del mar para la huida de Moisés y su contingente de personas y animales. Para los judíos, Moisés y el Éxodo son irrefutables y se recuerda anualmente en la fiesta de la Pascua. En resumen esta fascinante historia bíblica es imposible de comprobar en la actualidad, a pesar de lo cual Moisés y el Éxodo tienen ganado un especial espacio en la historia.
Comentarios
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No era una zarza, era una acacia ;)
Todo humo....
Si existió era amigo mio