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Manuel López

Manuel López - 3 días

Reflexión sobre el tema de la soledad, de la fragilidad humana y la dificultad de las relaciones sociales. El simbolismo de la prosa de Kafka y su facilidad para despertar emociones atrapan y sorprenden al lector.


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Manuel López

Manuel López - 7 días

El poema Hagamos un trato de Mario Benedetti se centra en la idea del amor y el compromiso. El yo poético propone un trato con su amada en el que se comprometen a amarse mutuamente sin exigencias ni celos, desde una perspectiva realista del amor, alejada de los estereotipos románticos. Reconoce que el amor no es perfecto y que requiere de concesiones y esfuerzo por parte de ambos.
Usa un lenguaje sencillo y directo, con unas pinceladas de humor, junto a una estructura elaborada, lo que da al poema una gran capacidad de conmover. Benedetti logra transmitir una profunda emoción y una visión honesta del amor, que ha hecho de Hagamos un trato un poema popular y significativo en la poesía hispanoamericana.
Mario Benedetti formó parte de la generación uruguaya del 45. Precisamente en 1945, a los veinticinco años de edad, publicó su primer libro, el poemario La víspera indeleble. También pertenecieron a aquella generación, entre otros, Ángel Rama, Amanda Berenguer, Tola Invernizzi, Ida Vitale, Idea Vilariño, Sarandy Cabrera y Emir Rodríguez Monegal.


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Manuel López

Manuel López - 12 días

Machado plantea una reflexión muy profunda sobre los ritos y creencias religiosas del “hombre ibero”, más o menos sinónimo del español, o el castellano, en su versión de campesino. El planteamiento inicial es duro y áspero. Estamos ante un individuo extremoso, rencoroso, envidioso y, algunas veces, agradecido. Su vida es dura, pobre y áspera, lo que justifica, al menos en parte, su modo de orar a un Dios que no es más que la quintaesencia del mismo individuo: justiciero, vengativo y cruel, además de despiadado. El labriego ha creado a ese Dios, ¿o acaso es lo contrario?
Este campesino rudo y primario reza –a veces, imprecando; a veces, maldiciendo– según le ha ido en sus asuntos materiales. Como vemos, el egoísmo y la pobreza lo inundan todo. Sin embargo, Machado echa la vista atrás y encuentra un pasado glorioso en el corazón de Castilla. Fue capaz de montar un imperio y también de crear grandes logros espirituales, como la poesía mística del Renacimiento y el Barroco. Algo debería permanecer de ese hombro que fue animoso y enérgico.
Echa la vista al presente y, en efecto, aunque la situación es lastimosa, piensa que todavía hay tiempo para reaccionar y enderezar el rumbo (entendemos que material y espiritual) de un país a la deriva. En la expresión ¡”Qué importa un día!” se encierra el espíritu luchador y el ánimo decidido del yo poético, trasunto de Machado, a crear un país más culto, equilibrado, próspero y feliz. El poeta está mucho más involucrado de lo que aparenta en la acción poética. La expresión “mi corazón aguarda” no transmite el compromiso de Machado con el presente y el futuro de España. Espera un renacer de su patria, tanto en los aspectos materiales, como en los culturales y espirituales; un futuro más próspero y feliz que le permita “tallar” un Dios más bondadoso y tranquilo, como será el español del porvenir.
El poema es tremendamente conmovedor y bello. Lo que parece una crítica airada a los ritos religiosos del español común se convierte en una honda reflexión y un deseo para el futuro para el conjunto de la patria: cierta prosperidad, generosidad, grandeza de miras y una reacción enérgica para enfrentar los problemas, inevitables, y solventarlos con rectitud moral y espíritu elevado. Y, al fondo, como siempre en Machado poesía como “palabra en el tiempo”, esencialidad de los sentimientos más auténticos perdurando más allá de nuestras vidas.

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Manuel López - 14 días

La protagonista de La señorita Fabiola es una figura femenina que rompe con el canon belleza = virtud = juventud. La fealdad de Fabiola parece reforzar la tristeza de sus condiciones de vida, o mejor dicho, es funcional a la creación de un personaje que, como otros en la obra de Ribeyro, no ha podido, ni sabido, realizar plenamente su propia existencia. Y, sobre ello, cae la mirada comprensiva, casi tierna del narrador, que parece agrandar las culpas de una sociedad que se ensaña contra los más débiles. En este cuento Ribeyro nos propone una reflexión sobre la existencia de la mujer en un mundo donde predominan la apariencia y las cualidades físicas femeninas dando lugar, de consecuencia, a la
arrogancia, a la explotación y a la violencia en muchos comportamientos masculinos. Fabiola, después de esperar años, finalmente encuentra marido, mas su matrimonio no será ciertamente feliz: «...Se había separado y [...] su marido
seguía viniendo a casa para sacarle plata y la última vez, según me dijo, le había dado una patada en la boca».
El narrador homodiegético -detrás del cual se oculta probablemente el autor, aunque sólo hay una señal explícita de autobiografía, al final del texto- no infiere sobre la fealdad y la ingenuidad de Fabiola, sino más bien el reconocimiento de su valor como maestra -«quien me enseñó a escribir» — y su declarada voluntad de quererla ayudar son espías de la actitud crítica que el autor asume ante la sociedad machista, que a menudo demuestra incomprensión hacia la mujer en cuanto ser humano con valores propios que deben respetarse.

LA MUJER EN EL IMAGINARIO FEMENINO
DE JULIO RAMÓN RIBEYRO
Giovanna Minardi


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Manuel López

Manuel López - 16 días

El tema del poema es la alabanza o loa al árbol, descrito en términos físicos y espirituales positivos, al que el yo poético le ruega que le traspase sus dones o sus rasgos de carácter, especialmente el amor desprendido que ofrece a todo aquel que se le acerca. El poema posee un sentido transcendental, existencial y espiritual.

Blog Leer y escribir


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Manuel López - 18 días

Sin ser un relato humorístico, es fácil que te saque una sonrisa.


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Manuel López

Manuel López - 20 días

Voz: Manuel López Castilleja

El camino es la tercera obra del escritor español Miguel Delibes y fue publicada en 1950. La novela está ambientada en la España rural de la época de la posguerra y, aunque no haya referencias geográficas, es fácil identificar los paisajes con los de Cantabria, concretamente en el pueblo de Molledo, donde el autor pasaba sus vacaciones cuando era un niño.
Daniel, o también conocido como "el mochuelo" es un niño de 11 años que vive en un pueblecito de las montañas. Sus padres trabajan como queseros y sus dos mejores amigos son Roque “el Moñigo” y Germán “el Tiñoso”. Los 3 amigos siempre van juntos a todas partes y disfrutan de la vida y de hacer alguna que otra trastada.
Su amigo Germán sabe mucho de pájaros y Roque es el más fuerte del grupo. Como Daniel es el más tímido y callado se siente muy a gusto con ambos. De este modo transcurre la vida en el pueblo. Las más cotillas del pueblo son "las Guindillas", que se enteran de todo lo que pasa. Las llaman así porque están rojas como un tomate y delgadas como un palo.
Todo sigue tranquilo hasta un día trágico en el que su amigo Germán muere. Germán muere en una caída, mientras jugaba con sus amigos en el valle. Los tres estaban lanzando piedras a los peces, con la mala suerte de que Germán se resbaló y cayó al suelo fulminantemente, a causa de los golpes de su cabeza contra las rocas. En ese mismo instante Germán murió.
A lo largo de la novela, Daniel nos presenta a algunos de los habitantes más ilustres del pueblo, como por ejemplo Quino, que desde la muerte de su mujer, cuida él solo a su hija Mariuca. Esta tal Mariuca está enamorada de Daniel, aunque él no siente nada por ella y siempre intenta librarse de encontrarse con ella.
Otro de los personajes importantes para la historia es Gerardo, que tiene un huerto al que van a robar los muchachos. En ese momento aparece Mica, su hija, la cual les dice a los chicos que les dará dos piezas de fruta a cada uno si prometen no volver a robar. Así lo hacen, porque Daniel queda locamente enamorado de Mica, pero no le dice nada a nadie.
Al cabo de un tiempo, un domingo cualquiera, después de misa, Daniel se atreve a confesar su amor por Mica y ella no le contesta, aunque le deja acompañarla hasta su casa. El protagonista de la novela comienza a pensar, entonces que, si se va a Madrid podría estudiar, trabajar y volver con dinero a su pueblo, de manera que no habrá nada que le impida estar con su amada.
La noche antes de irse a Madrid a estudiar, Daniel recuerda la muerte de su mejor amigo Germán y eso le pone muy triste. Se pasa toda la noche en vela, recordando este momento y otros que han sucedido en el pueblo. El padre de Daniel le ha contado a todos los habitantes del pueblo que su hijo se va a la capital, así que a la mañana siguiente todo el mundo se acerca para despedirse y desearle mucha suerte.
Esto provoca mucha tristeza e incertidumbre en el corazón de Daniel, que acepta temeroso el nuevo camino que le espera. Por eso, cuando comienza a caminar, las lágrimas le brotan de los ojos sin consuelo. En el fondo sabe que, a pesar de querer ser quesero como su padre, debe seguir su propio camino y forjarse él mismo su vida.


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Manuel López - 22 días

Cuando llueve sutilmente, sin furia, nos arrebata la melancolía y la llena de recuerdos, momentos alegres y emocionantes de nuestra juventud, y ya en nuestra madurez solo queda la nostalgia de un amor efímero nacido en la lluvia, abrazos que se deslizan por la humedad, besos sin sabores; cuando termina de llover, y por la ventana se deslizan unas últimas gotas como lágrimas, se recuerda el amor bajo la lluvia.


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Manuel López - 25 días

Un joven estaba sentado en su solitaria buhardilla. Le hubiese gustado llegar a ser pintor; pero para ello debía superar algunas cosas bastante difíciles, y para empezar vivía tranquilamente en su buhardilla, se iba haciendo mayor y había adquirido la costumbre de pasarse horas ante un pequeño espejo y dibujar bocetos de autorretratos. Estos dibujos llenaban ya todo un cuaderno, y algunos le habían gustado mucho.
Un día estaba sentado en casa, malhumorado otra vez y deprimido, leyendo el relato de la vida de un pintor holandés muy famoso. El joven pensó que ese pintor holandés se le
parecía bastante. Entre otras cosas leyó que cuando hacía mal tiempo y no era posible pintar al aire libre, ese holandés pintaba, con tenacidad y lleno de pasión, todos los objetos sobre los que se posaba su mirada, incluso los más insignificantes.
Echó un vistazo a su buhardilla y advirtió que, de hecho, hasta entonces se había fijado realmente muy poco en las cosas entre las cuales vivía. Examinó todos los objetos de su cuartito y
descubrió un sillón de mimbre, que muy bien podría servirle de modelo. Seguía con su mal humor. Algo fallaba. Se enfadó con el sillón que tenía delante y este le respondió.


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Manuel López - 29 días

21 de marzo, Día Mundial de la Poesía

En la simbología general a todos los pueblos, la espiga de trigo representa la abundancia. Es la imagen aceptada de la prosperidad, y también de la continuidad de la vida: la semilla se entierra y de ella nace la espiga para continuar así perpetuamente la existencia. Del trigo se elabora el pan, que es la comida primordial de muchos pueblos.
En el antiguo Egipto el dios Osiris era el protector de la agricultura. Se creía que pereció ahogado por una traición de su hermano Seth, pero su esposa Isis lo resucitó. Su escultura permanecía oculta en los templos, y una vez al año se la sacaba en una barca. De esta manera se simbolizaba la cosecha: la semilla enterrada era el cuerpo de Osiris muerto, que después resucitaba, acción repetida todos los años. Una representación tradicional de Osiris muestra su cuerpo momificado, del que crecen espigas de trigo.
La leyenda fue aprovechada por el cristianismo en su simbología. Cuenta el Evangelio según Juan, 6:48—51, que Jesucristo se definió a sí mismo diciendo: “Yo soy el pan de vida. […] el pan que yo daré es mi carne, la cual daré por la vida del mundo.” Y durante la última cena compartida con sus discípulos antes de ser prendido, relata el Evangelio según Mateo, 26—26, que “tomó Jesús el pan, lo bendijo y lo partió y dio a sus discípulos diciendo: Tomad, comed, esto es mi cuerpo”, ceremonial repetido por los cristianos en la comunión o santa cena. Los cuatro evangelistas canónicos relatan que Jesucristo murió en la cruz, fue depositado en el sepulcro y resucitó al tercer día.
Osiris y Jesucristo, pues, simbolizan el ritual de la agricultura: se entierra la semilla para que de ella surja la cosecha que permite alimentar a los seres humanos. Es el reino de la espiga, señal de eternidad, ya que muere como un grano pequeño para continuar existiendo floridamente a través de los tiempos. El trigo es un capítulo fundamental en la historia de la humanidad.
Por otra parte, la espiga de trigo alzada y dorada también figura la virilidad sobre otras plantas y flores. El sacerdote cristiano alza la hostia elaborada de pan ácimo en el acto de la consagración, realizado en memoria de Jesucristo, cumpliendo la orden que dio a sus discípulos en la última cena: es preciso alzarla en señal de potestad sobre cuanto se halla a su alrededor.

en "El reino de Maruja Mallo y de Lorca", revista digital Lo que somos


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Este poema es un canto a las golondrinas. El yo poético muestra cariño y admiración por estas aves migratorias. Advierte en ellas algo de alegría y de dolor al mismo tiempo. Son “negras como el dolor”, pero a la vez son “dulces”. En este contraste reside parte de la percepción agridulce de estas aves. Alaba su tenacidad y resistencia, pues recorren grandes distancias, incluyendo mares, para buscar su alimento. Su ausencia le entristece, por eso les reclama que vuelvan pronto y se acerquen, pues anuncian la llegada de la primavera y sus connotaciones positivas y alegres. Desea volar con ellas y llegar a lugares desconocidos donde la felicidad nunca falte; ese lugar es “el país del sol” donde se vive en una “eterna primavera”.
Apremia angustiosamente a las aves para que la lleven con ellas, muy lejos de su vida actual, donde se siente “enferma” de tanto esperar y desear una vida más plena.


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Manuel López

El camino es la tercera obra del escritor español Miguel Delibes y fue publicada en 1950. La novela está ambientada en la España rural de la época de la posguerra y, aunque no haya referencias geográficas, es fácil identificar los paisajes con los de Cantabria, concretamente en el pueblo de Molledo, donde el autor pasaba sus vacaciones cuando era un niño.
Daniel, o también conocido como "el mochuelo" es un niño de 11 años que vive en un pueblecito de las montañas. Sus padres trabajan como queseros y sus dos mejores amigos son Roque “el Moñigo” y Germán “el Tiñoso”. Los 3 amigos siempre van juntos a todas partes y disfrutan de la vida y de hacer alguna que otra trastada.
Su amigo Germán sabe mucho de pájaros y Roque es el más fuerte del grupo. Como Daniel es el más tímido y callado se siente muy a gusto con ambos. De este modo transcurre la vida en el pueblo. Las más cotillas del pueblo son "las Guindillas", que se enteran de todo lo que pasa. Las llaman así porque están rojas como un tomate y delgadas como un palo.
Todo sigue tranquilo hasta un día trágico en el que su amigo Germán muere. Germán muere en una caída, mientras jugaba con sus amigos en el valle. Los tres estaban lanzando piedras a los peces, con la mala suerte de que Germán se resbaló y cayó al suelo fulminantemente, a causa de los golpes de su cabeza contra las rocas. En ese mismo instante Germán murió.
A lo largo de la novela, Daniel nos presenta a algunos de los habitantes más ilustres del pueblo, como por ejemplo Quino, que desde la muerte de su mujer, cuida él solo a su hija Mariuca. Esta tal Mariuca está enamorada de Daniel, aunque él no siente nada por ella y siempre intenta librarse de encontrarse con ella.
Otro de los personajes importantes para la historia es Gerardo, que tiene un huerto al que van a robar los muchachos. En ese momento aparece Mica, su hija, la cual les dice a los chicos que les dará dos piezas de fruta a cada uno si prometen no volver a robar. Así lo hacen, porque Daniel queda locamente enamorado de Mica, pero no le dice nada a nadie.
Al cabo de un tiempo, un domingo cualquiera, después de misa, Daniel se atreve a confesar su amor por Mica y ella no le contesta, aunque le deja acompañarla hasta su casa. El protagonista de la novela comienza a pensar, entonces que, si se va a Madrid podría estudiar, trabajar y volver con dinero a su pueblo, de manera que no habrá nada que le impida estar con su amada.
La noche antes de irse a Madrid a estudiar, Daniel recuerda la muerte de su mejor amigo Germán y eso le pone muy triste. Se pasa toda la noche en vela, recordando este momento y otros que han sucedido en el pueblo. El padre de Daniel le ha contado a todos los habitantes del pueblo que su hijo se va a la capital, así que a la mañana siguiente todo el mundo se acerca para despedirse y desearle mucha suerte.
Esto provoca mucha tristeza e incertidumbre en el corazón de Daniel, que acepta temeroso el nuevo camino que le espera. Por eso, cuando comienza a caminar, las lágrimas le brotan de los ojos sin consuelo. En el fondo sabe que, a pesar de querer ser quesero como su padre, debe seguir su propio camino y forjarse él mismo su vida.


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El título "Ni tiro, ni veneno, ni navaja" lo es también de un libro de Gloria Fuertes, que obtuvo en 1965 el Premio «Guipúzcoa de Poesía», que fue publicado en la colección El Bardo, de Barcelona, en 1966. El jurado comentó: «nuestra poeta más personal nos da una acabada muestra de su sensibilidad y originalidad, con el desenfado y el impacto emotivo que la caracterizan». Con este libro Gloria alcanzó un gran reconocimiento de la crítica especializada.


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“Demetrio”, publicado originalmente en el libro “Silvio en el rosedal” es uno de sus más interesantes cuentos y uno de los muy pocos considerados de ficción en su producción, junto a “La insignia” y “Doblaje”.
En el “Demetrio” lo fantástico es similar a lo del cuento “Doblaje”. En ambos textos se desarrolla un fenómeno, que hemos observado todos alguna vez en la vida, con una lógica que lo entiende como si fuera un campo de investigación serio. En el caso del “Doblaje” era la existencia del sosías y en el cuento “Demetrio” es el hecho de percibir el tiempo subjetivamente. (Una vez un minuto nos parece una eternidad y, en otra situación, un año nos parece un día). Esta experiencia lleva a Marius Carlen, el narrador, a la conclusión de que tienen que existir dos tipos de tiempo: un tiempo real y un
tiempo personal. La causa para reflexiones de esta índole es el recientemente encontrado diario de su amigo, el famoso escritor Demetrio von Hagen, fallecido ocho años y nueve meses atrás. Lo interesante del diario es que contiene entradas fechadas después del día de su entierro, el 2 de enero de 1945. La fecha y la hora real al principio del cuento son el 10 de noviembre de 1953, las doce menos cuarto de la noche. En este momento el narrador lee la nota de Demetrio: “El 10 de noviembre de 1953 visité a mi amigo Marius
Carlen”. ¿Significaría esto la llegada inminente del difunto?
(El) reloj marca las doce de la noche. Tocan la puerta. Demetrio ya está aquí...”. Desgraciadamente el cuento termina de esta manera, así que no podemos ver la cara del visitante nocturno. Todas las pruebas han sido concluyentes y no hay ninguna posible salida
hacia lo que consideramos racional, como, por ejemplo, el despertar después de un sueño. Lo fantástico se ha probado con los métodos de la experiencia científica empírica: Demetrio está aquí presente.

LO FANTÁSTICO EN LOS CUENTOS DE JULIO R. RIBEYRO
Ewald Weitzdörfer


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Manuel López

La obra poética que Gabriela Mistral publicó en vida no es muy extensa. Sólo cuatro volúmenes, cada título confinado a una sola palabra: Desolación (1922), Ternura (1924), Tala (1938) y Lagar (1954). Los dos primeros volúmenes cimentaron la nombradía de esta Premio Nobel (1945) como poeta del amor y de la muerte. del fervor religioso, del afecto materno, de la devoción hacia el niño. En Tala, que Jaime Quezada llama "uno de los libros fundamentales de Gabriela Mistral", continúan las meditaciones religiosas y metafísicas —entre estas últimas los profundos poemas que exploran sustancias materiales primarias como "Pan" y "Agua"— junto con poemas que abordan "la raíz de lo indoamericano" o que indagan en el mundo de las alucinaciones. Lagar, quizá su libro más intenso, se aproxima una vez más a la religiosidad, a la muerte, al conflictivo entorno personal y mundial que rodea a Mistral. Indica Cuneo que "[t]ienen presencia en este texto la segunda guerra mundial, los campos de concentración, las doctrinas existencialistas del ser para la muerte, la temática social, el suicidio de su hijo adoptivo, de sus amigos los Zweig, su salud quebrantada, una honda preocupación religiosa y la presencia de la muerte personal como algo cercano". "La bailarina" aparece en este último volumen, pero no toca ninguna de las facetas anotadas por Cuneo. Más bien se inserta en una serie de textos, algunos de la época tempranísima de la poeta, que giran alrededor del tema de la locura. [...]
"La bailarina" retrata a la artista, la persona, en los instantes en que ejecuta su arte. Pero el poema no presenta sólo a la artista y su arte, sino también a los espectadores de este arte. El poema presenta a la artista en escena ante espectadores. Así, la artista sería el foco de la primera parte y en la segunda entraría el juego artista-espectadores. La primera parte se cuenta en tercera persona; en la segunda, uno de los espectadores, el narrador, habla por el grupo al mismo tiempo que continúa describiendo la conducta de la bailarina. En su actuar el artista necesita despojarse de todo y de todos y sólo concentrarse en su arte. Ese es el momento del despojo, de la desnudez, del perderlo todo, del olvidarse del mundo. La primera parte acentuaría el éxtasis de la creación. Sin embargo, ese estado de éxtasis es (¿a veces, muchas veces?) minado, socavado por aquellos a quienes está dirigido el arte —incomprensiones, críticas, recepción fría o negativa. De allí esos versos acerbos de la segunda parte del poema en que asistimos al martirio, el sufrimiento, el calvario del artista que, lo quiera o no, debe vivir en comunicación con el otro. Así, en último término, el poema realmente representa la dialéctica entre el creador (y su creación) y los receptores de la creación, así como la interacción entre ambos.

Nelson Rojas, en "LA BAILARINA" DE GABRIELA MISTRAL: ÉXTASIS Y MARTIRIO


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-El caso es que no debíamos recibirlo… -empezó Tomasa-, ¿por qué se nos escapó? Y luego andan diciendo por el pueblo que si le echamos de casa… que si le tratábamos de este modo o del otro… ¿Tan mal le tratábamos, diga?
-No, ni bien ni mal… Yo era como un perro viejo a quien por compasión no se le pega un tiro… se le echan los mendrugos, y se le despacha a que tome el sol y no estorbe… ¡para lo que va a vivir! Y cada mañana se dice: ¿Todavía vive?… No; ni mal ni bien…
-Cállese, padre, cállese…
-Me callaré… en mi casa…
-¿Su casa? -replicó la nuera-; la casa es de quien la sostiene.
-¡Qué vida! -exclamó el viejo golpeando con su cayado el suelo mientras se le saltaban las lágrimas de nuevo.


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Su voz (Her Voice) es un poema de amor del escritor irlandés Oscar Wilde (1854-1900), publicado en la antología de 1881: Poemas (Poems).
Su voz, uno de los mejores poemas de amor de Oscar Wilde, es la primera parte de una serie que culmina con Mi voz (My Voice), especie de diálogo entre el poeta y uno de los grandes amores de su vida: Florence Balcombe, quien anteriormente había abandonado a Oscar Wilde para contraer matrimonio con Bram Stoker, el autor de Drácula (Dracula).
A través de Su voz, Oscar Wilde aventura las palabras de una mujer que, tal vez, acaba de vivir un fracaso amoroso, mientras que Mi voz presenta la versión del poeta sobre los mismos hechos.
Los motivos de la ruptura son desconocidos; pero lo que sí sabemos es que para Oscar Wilde, las causas de un fracaso sentimental pueden provenir incluso del amor, y de lo pequeño que es este mundo para dos que se aman.

Web El espejo gótico


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Tolstoi refleja la pobreza y la humildad de los personajes, muestra las carencias de los que menos tienen, su vulnerabilidad en la sociedad por su falta de recursos económicos, pero que tienen mucho que enseñar en el plano moral a la sociedad, ya que a pesar de su condición demuestran que son capaces de ayudar brindando su humanidad y su comprensión.


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Este cuento habla de la ridiculez de algunos caprichos y de cómo a veces nos metemos en problemas por culpa de un impulso que no conseguimos frenar a tiempo.


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Manuel López - 2 Meses

El camino es la tercera obra del escritor español Miguel Delibes y fue publicada en 1950. La novela está ambientada en la España rural de la época de la posguerra y, aunque no haya referencias geográficas, es fácil identificar los paisajes con los de Cantabria, concretamente en el pueblo de Molledo, donde el autor pasaba sus vacaciones cuando era un niño.
Daniel, o también conocido como "el mochuelo" es un niño de 11 años que vive en un pueblecito de las montañas. Sus padres trabajan como queseros y sus dos mejores amigos son Roque “el Moñigo” y Germán “el Tiñoso”. Los 3 amigos siempre van juntos a todas partes y disfrutan de la vida y de hacer alguna que otra trastada.
Su amigo Germán sabe mucho de pájaros y Roque es el más fuerte del grupo. Como Daniel es el más tímido y callado se siente muy a gusto con ambos. De este modo transcurre la vida en el pueblo. Las más cotillas del pueblo son "las Guindillas", que se enteran de todo lo que pasa. Las llaman así porque están rojas como un tomate y delgadas como un palo.
Todo sigue tranquilo hasta un día trágico en el que su amigo Germán muere. Germán muere en una caída, mientras jugaba con sus amigos en el valle. Los tres estaban lanzando piedras a los peces, con la mala suerte de que Germán se resbaló y cayó al suelo fulminantemente, a causa de los golpes de su cabeza contra las rocas. En ese mismo instante Germán murió.
A lo largo de la novela, Daniel nos presenta a algunos de los habitantes más ilustres del pueblo, como por ejemplo Quino, que desde la muerte de su mujer, cuida él solo a su hija Mariuca. Esta tal Mariuca está enamorada de Daniel, aunque él no siente nada por ella y siempre intenta librarse de encontrarse con ella.
Otro de los personajes importantes para la historia es Gerardo, que tiene un huerto al que van a robar los muchachos. En ese momento aparece Mica, su hija, la cual les dice a los chicos que les dará dos piezas de fruta a cada uno si prometen no volver a robar. Así lo hacen, porque Daniel queda locamente enamorado de Mica, pero no le dice nada a nadie.
Al cabo de un tiempo, un domingo cualquiera, después de misa, Daniel se atreve a confesar su amor por Mica y ella no le contesta, aunque le deja acompañarla hasta su casa. El protagonista de la novela comienza a pensar, entonces que, si se va a Madrid podría estudiar, trabajar y volver con dinero a su pueblo, de manera que no habrá nada que le impida estar con su amada.
La noche antes de irse a Madrid a estudiar, Daniel recuerda la muerte de su mejor amigo Germán y eso le pone muy triste. Se pasa toda la noche en vela, recordando este momento y otros que han sucedido en el pueblo. El padre de Daniel le ha contado a todos los habitantes del pueblo que su hijo se va a la capital, así que a la mañana siguiente todo el mundo se acerca para despedirse y desearle mucha suerte.
Esto provoca mucha tristeza e incertidumbre en el corazón de Daniel, que acepta temeroso el nuevo camino que le espera. Por eso, cuando comienza a caminar, las lágrimas le brotan de los ojos sin consuelo. En el fondo sabe que, a pesar de querer ser quesero como su padre, debe seguir su propio camino y forjarse él mismo su vida.

Rut Blasco


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