LA SAGRADA FAMILIA EN TU CASA
Nos vendrá bien recordar en este domingo la vida preciosa de la Sagrada Familia en la
casita de Nazaret, sobre todo ahora cuando muchos ni quieren familia, ni casa, ni
estabilidad, aunque en el fondo todos la añoren.
Reflexionemos con la liturgia.
Eclesiástico
Nos da unos consejos muy importantes para que los hijos respeten a sus padres y
consigan las bendiciones de Dios. Así, al que honra al padre se le perdonan los pecados;
será escuchado cuando rece, tendrá una vida larga. Con respecto a la madre se
asegura que el hijo acumulará tesoros y que Dios escuchará sus peticiones.
El autor sagrado alaba de una manera especial al hijo que, cuando el padre chochea,
tiene indulgencia con él y no lo abochorna.
Buenos consejos y promesas para los hijos que respetan y honran a sus padres.
Así pensaba la tradición popular bíblica y ojalá que vivamos de esta manera hoy ya que,
precisamente, es el cuarto mandamiento el que incluye las promesas especiales de
Dios.
Salmo 127
Es el salmo que recoge las bendiciones de Dios para la familia y tiene promesas muy
concretas del Señor:
“Tu mujer como parra fecunda en medio de tu casa; tus hijos como renuevos de olivo
alrededor de tu mesa”.
Así bendice Dios al hombre que “teme al Señor”.
San Pablo
Da unos sabios consejos para vivir la fe en familia.
Sería bueno meditarlos en un rato de oración juntos los padres y los hijos, ya que se
trata de cosas muy prácticas como ayudarse, corregirse, perdonarse y sobre todo
amarse ya que “el amor es el ceñidor de la unidad consumada”.
No olvida Pablo cómo hay que ser agradecidos con Dios y entre todos los que
constituyen la familia.
También invita a la oración familiar cantando a Dios, dándole gracias con salmos,
himnos y cantos inspirados.
Finalmente, ofrece unos consejos muy concretos para la mujer, el marido y los hijos.
Pero cuando no se quiere entender, no se puede entender.
Esto les pasa a algunos que juzgan la Biblia desde sus “criterios particulares”. Pero,
¿qué más quisiera una mujer que su esposo la amara hasta dar la vida por ella, como lo
hizo Jesús por la Iglesia?
Esto es, ni más ni menos, el pedido de San Pablo en sus escritos.
Pidamos a Dios que nos dé matrimonios de fe que construyan familias felices,
asegurando así un futuro mejor para nuestra sociedad.
Verso aleluyático
Recoge unas palabras de la carta a los Colosenses que hoy hemos meditado:
“Que la paz de Cristo actúe de árbitro en vuestro corazón”.
Evangelio
Nos cuenta San Mateo que cuando se marcharon los Magos, es decir, después de aquel
encuentro feliz, el ángel del Señor se apareció en sueños, como ya era costumbre con
José, y lo apuró en plena noche:
“Levántate, coge al niño y a su madre y huye a Egipto”.
En la misma noche, con la docilidad que le caracteriza, el santo patriarca obedece y se
lleva a María y a Jesús al destierro.
Trabajan, se acostumbran y… otra vez regresa el angelito repitiendo:
“Levántate, coge al niño y a su madre y vuélvete a Israel”.
De nuevo hay que cambiar de vida, pero vienen las dudas sobre si será oportuno residir
en Jerusalén o regresar a Nazaret.
El ángel le da la respuesta y regresan a Nazaret.
Dolores y gozos. Establecerse y dejar. De una forma u otra, así es nuestra vida. Lo
importante es seguir el plan de Dios con alegría y recordar que estamos “desterrados
en este valle”… Suspirando por la morada definitiva en la casa del Padre.
José Ignacio Alemany Grau, obispo
Comentarios